martes, 8 de diciembre de 2009

Eddegdja Lachgar: presa 50016

La Asociación de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos Humanos cometidas por el Estado marroquí (ASDVH) ha remitido a este Observatorio un detallado informe sobre la situación personal en la que se encuentran los siete activistas de derechos humanos saharauis detenidos en la cárcel “Szaki Busalá Almagreb“ (Marruecos).

El grupo de activistas presos permanece a disposición de un Tribunal militar marroquí pendiente de juicio desde que el regresaron de Argelia el pasado 8 de octubre. Los siete fueron detenidos en las escalerillas del avión que los traía de Argel, justo después de aterrizar en el aeropuerto de Mohamed V en Casablanca.

En el informe se analiza especialmente el estado de la única mujer del grupo, Eddegdja Lachgar, por cuyo nombre también es conocido este grupo de “siete” presos políticos. Recuerda cómo, después de la detención, sus ojos fueron vendados, siendo conducidos hasta un lugar desconocido, donde los interrogaron durante 8 días en celdas separadas y en unas condiciones extremadamente malas, antes de presentarlos ante el Tribunal militar en Rabat acusados de alta traición y espionaje.

El día posterior a su ingreso en la cárcel el Director General de Instituciones Penitenciarias “Hafid Ben Hachem” ordenó reforzar las medidas contra el grupo y aislarlos del mundo exterior.


La situación de Eddegdja Lachgar, nacida en El Aaiun, Sahara Occidental y miembro de Asociación de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos Humanos cometidas por el Estado marroquí (ASDVH) y del Colectivo de Defensores Saharaui de los Derechos Humanos (CODESA) es especialmente dura. Fue víctima de desaparición forzosa durante el periodo comprendido entre el 22/12/1980 y el 22/06/1991. Como consecuencia de estas detenciones padece secuelas y enfermedades físicas y psicológicas que se han visto agravadas como consecuencia de las condiciones de su actual internamiento, en el que se le impide el tratamiento y la asistencia médica.

La presa número 50016 se encuentra en régimen de aislamiento respecto al mundo exterior y del resto de los prisioneros, permaneciendo en una celda individual. La celda en la que permanece aislada se utiliza habitualmente como celda de castigo y carece de las mínimas condiciones de vida: rodeada de suciedad, sin ventilación ni luz. Una situación infrahumana que atenta contra las mínimas garantías de salubridad y dignidad con las que deben contar todos los presos.

La dirección de la prisión la tiene sometida a una vigilancia extrema y ha inducido a presas comunes para que la agredan física y verbalmente en diferentes ocasiones, lo que le ha provocado graves crisis nerviosas. La ASDVH denuncia que las autoridades de la prisión le han facilitado información falsa sobre su familia, llegando a manifestarle que su hermana estaba presa, en la misma situación que la hermana de Brahim Dahan, Salka Dahan.
La ASDVH denuncia la crueldad del régimen del internamiento: condiciones insalubres y antihigiénicas (olores fétidos, presencia de insectos,…), el maltrato de los guardias que le han agredido física y verbalmente, aislamiento (sin acceso a la radio, prensa, lectura o teléfono) y la ausencia de alimentación. EDDEGDJA y el resto de sus compañeros tiene que recurrir al auxilio de sus familiares para alimentarse de la comida que estos les traen.


En estas condiciones su supervivencia depende las visitas de la familia de Eddegdya, sólo permitidas una vez a la semana. La distancia de El Aaiun (Sahara Occidental) a la cárcel, 1.200 km, y el coste del viaje dificultan los desplazamientos de manera que su familia sólo puede verle una vez al mes. El viaje para la familia comienza con una visita al Juzgado militar de Rabat para recoger el permiso de la visita del Juez de instrucción, y de ahí se dirigen a la cárcel, donde son sometidos a largas horas de espera hasta que la dirección de la cárcel permite finalmente el contacto con la familia. Durante las visitas se les somete a un registro minucioso, donde no faltan las provocaciones. En estas visitas el miedo es una constante ya que temen que algún miembro de la familia pudiera ser incriminado arbitrariamente como le ocurrió a Salka Dahan, hermana del preso Brahim Dahan y también encarcelada. Cuando finalmente logran reunirse con Eddegdya la visita se limita a unos breves minutos, en los que no se les permite el contacto físico, rodeados por guardias y separados por una reja. En el informe de la ASDVH se cuenta como en una de las visitas el propio Director de la prisión impidió personalmente el contacto directo entre el padre y su hija encarcelada.

La ASDVH manifiesta su profunda preocupación por la pésima situación que vive la miembro del Buró Ejecutivo de la ASDVH, Eddegdya Lachgar, y pide el levantamiento del aislamiento impuesto sobre su persona, que se le permita el acceso a un aparato de radio, televisor, el sagrado Corán y otros medios de lectura. También solicita la adopción de las medidas necesarias para mejorar sus condiciones de vida dentro de la cárcel y el fin de su maltrato por parte de los guardias y de algunas presidiarias --incitadas a ello por la Dirección de la cárcel--, que se garantice su derecho a la salud y la visita de un médico especialista, así como las visitas directas por parte de su familia, sin intimidaciones, el contacto con el mundo exterior --la utilización del teléfono reservado a los presos-- y que se le conceda tiempo suficiente para el recreo, de manera normal, permitiéndole el contacto con las demás presidiarias.

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