martes, 15 de octubre de 2013

INTERVENCION DE RICARDO SANCHEZ SERRA EN 4ª COMISIÓN DESCOLONIZACION DE NACIONES UNIDAS






10 DE OCTUBRE 2013, NUEVA YORK

Honorables señores miembros del IV Comité de Descolonización:


Agradezco al Observatorio Aragonés sobre el Sáhara Occidental, la Municipalidad de San Miguel de Lima y su alcalde Salvador Heresi, por permitirme dirigirme a ustedes -vengo desde el Perú- para defender una noble causa: la del pueblo saharaui y solicitarles que de una vez por todas se ordene la realización inmediata del referéndum que logre su libre autodeterminación e independencia, que ponga fin a la invasión de su territorio –que es la última colonia en África- por parte de Marruecos. El pueblo saharaui espera su libertad desde hace 37 años. Sus familias viven injustamente separadas, por el muro militar marroquí de la vergüenza, una parte en el territorio ocupado víctima de diarias violaciones a sus derechos humanos, y la otra en el territorio liberado y en los Campamentos de Refugiados en Tinduf, en un hostil desierto viviendo de la caridad y solidaridad internacional.




Ya no se trata de debatir sobre argumentos históricos y jurídicos de quién tiene la razón, pues el Tribunal de La Haya ya dio su veredicto en un conocido e histórico dictamen el 16 de octubre de 1975, que señala que no existe ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental, por una parte, y por el Reino de Marruecos y el complejo mauritano por la otra; por lo que debe aplicarse el principio de la libre autodeterminación mediante la expresión libre y auténtica de la voluntad de las poblaciones del territorio.
Asimismo, decenas de resoluciones de la Unión Africana y de la Asamblea General de la ONU y del Consejo de Seguridad reconocen al pueblo saharaui su derecho a la autodeterminación para lo que se creó la Misión de Naciones Unidas para el Referendum en el Sahara Occidental (MINURSO), desplegada en el territorio desde 1991 para celebrar un referéndum en seis meses. Sin embargo, llevamos 22 años de espera.
Los siete mil millones de habitantes de todo el mundo os están observando, señores miembros, para que pongan fin al sufrimiento del pueblo saharaui y evitar que este grandioso pueblo desaparezca de la faz de la tierra por la acción sistemática genocida del Estado ocupante ante la indiferencia de muchos países.
Basta ver las noticias: todos los días se cometen violaciones a los derechos humanos del pueblo saharaui por parte de la potencia ocupante. También se pretende eliminar su patrimonio cultural material e inmaterial: en los territorios ocupados ya no se enseña el español, se les educa en una inventada historia oficial marroquí y no saharaui; son acosados si usan su vestimenta típica. La potencia ocupante procura, asimismo, destruir otro patrimonio cultural material que da testimonio de la historia y la cultura del Sáhara Occidental, un territorio no autónomo. Por ejemplo, arrasaron el monumento histórico Fuerte de Villa Cisneros. Pretendieron demoler la Iglesia Católica de Dajla. La agresión llega al extremo de que a los saharauis se les ha prohibido el uso de la “jaima”, carpas símbolo de la identidad nacional saharaui. Y, no lo digo yo, lo señala la experta independiente de las Naciones Unidas, Farida Shaheed, que se enteró, con preocupación, de que los saharauis no gozan nunca, en la práctica, del derecho de registrar a sus hijos en el registro civil bajo el nombre que desean, en particular, según la práctica hassanía de utilizar nombres compuestos”.
En resumen asistimos a un genocidio cultural, prácticas racistas que recuerdan la política de discriminación racial del apartheid en Sudáfrica. 
Mientras las Naciones Unidas se tardan en buscar una solución para la autodeterminación del pueblo saharaui, las riquezas de su territorio se ven expoliadas por Marruecos, la potencia invasora: el banco pesquero, la venta de arena, los fosfatos, las explotaciones agrícolas, etc sin ningún beneficio para la población sojuzgada, la saharaui. Más del 50 por ciento está desocupada, mientras los colonos marroquíes obtienen los empleos.
Honorables señores miembros del IV Comité de Descolonización: el mundo acaba de conocer con estupefacción el descubrimiento de fosas comunes de saharauis asesinados en 1976 durante la ocupación marroquí, cuya historia oficial mencionaba que eran “desaparecidos”. Estos son delitos de lesa humanidad que no prescriben, y nos indigna, una vez más, todo lo que acontece con el pueblo saharaui: falta de libertad, detenciones y torturas, que felizmente las modernas tecnologías informativas nos hacen conocer y que rompen el silencio informativo cómplice de los grandes medios de difusión.
Están a tiempo señores, de continuar insistiendo en la necesidad de realizar el referendo de autodeterminación del pueblo saharaui y de pedir que la MINURSO tenga atribuciones de defensa de los derechos humanos. Es más, debería recomendarse el reconocimiento –para los países que aún no lo hayan hecho- de la República Árabe Saharaui Democrática y ser aceptada por las Naciones Unidas, para que exista mayor igualdad, equidad y mayores condiciones de negociación para la devolución del territorio ocupado por Marruecos.
En sus manos está el futuro de un pueblo, que espera la autodeterminación por más de 37 años, y que confía en ustedes y en la legalidad internacional. Ustedes son su esperanza. Resoluciones cada vez más enérgicas son necesarias ante la inacción internacional. No los defraude. Puede ser la última oportunidad para una solución pacífica. Es conocido que Marruecos bloquea las negociaciones en las Naciones Unidas, si continúa así debe obligársele a retirarse del territorio ocupado mediante los Cascos Azules.
Como señalan tanto el Secretario General Ban Ki-moon, como su enviado personal el embajador Christopher Ross, el statu quo es inaceptable. La situación es insoportable. ¿O se está esperando una matanza del pueblo saharaui, como antes se hizo en Ruanda o en Bosnia, para que las Naciones Unidas actúen?

Los saharauis son seres humanos. Yo soy saharaui.
 

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